viernes, 11 de enero de 2008

Final de una espera




“Vendré dentro de cuatro años. Si no regreso, significa que he muerto o me han capturado los extranjeros” “No digas eso, que eso no pasará” Eran las últimas frases que se dijeron dos enamorados, cuando el novio tuvo que combatir en la gran guerra. La mujer, entonces, lo esperó por cuatro años. No aceptó casarse con ningún otro, por más que le decían que, posiblemente, haya muerto. No recibió ninguna carta ni noticia de su amado. A lo mejor, de tanto combatir, no tenía ni tiempo de escribirle. Todos los días rezaba por él, para que no le pasara nada. El día e que terminarían esos cuatro años de espera, llegó. Ella se sentó en una silla, mirando su patio. No cambió casi nada desde aquel atardecer, en que se dieron su último beso antes de separarse. Ella recordaba eso, cada vez que miraba el atardecer. Pero ese día, miraba el atardecer como esperando el final de la espera. ¿Cuándo terminará la guerra? Ya bastante larga fue. Durante todo ese tiempo, lo esperó. Ya deseaba volver a ver a su amado, para vivir juntos una vida de paz y de amor por toda la eternidad. Seguía mirando el atardecer. El sol bajaba lentamente, dejando en el cielo unos colores raros. Él no venía. ¿Para qué esperar? De seguro, si aún seguía con vida, sería bastante raro. Algunas mujeres ya la llamaban, pero ella no les hacía caso. Se quedaría ahí, hasta que fuese la medianoche, para darse cuenta de que él nunca más regresará. Vuelven a llamarla. Pero esta vez, no eran las otras mujeres. La voz que la llamaba era más bien masculina. Reconocía esa voz. Vio cómo salía él, de entre los árboles, con su traje de soldado totalmente roto. Ella se levantó, empezó a correr hacia él para abrazarlo. Pero entonces, él hace un gesto para detenerla. - Lo siento, mi amor- le dijo- pero estoy muerto. Soy un fantasma. - No puede ser- dijo la mujer- tú dijiste que no vendrías si morías. - En realidad, he muerto hace como dos años. Me di cuenta hace poco, ya que nadie me veía ni me hacía caso. Todo este tiempo me pregunté el porqué no fui adonde van todos los muertos. Ya encontré mi respuesta: solo quería verte, saber que te encontrabas bien. Ahora puedo descansar en paz. - ¡Espera!- le dijo la mujer, al ver que se iba- solo te amo a ti. Ya no quiero vivir más, solo quiero estar contigo. Para eso te esperé. ¿Puedes llevarme? El hombre la miró por unos momentos. Luego, extendió su mano y le dijo: - Ven conmigo. Los dos se abrazaron. Fue exactamente igual a hace cuatro años: se besaron mientras el sol se ocultaba totalmente en el horizonte. La espera terminó. Ahora, los dos viven muy felices, aunque no en esta vida. Nadie sabe el porqué ella murió, porque cuando comenzó la noche, las mujeres del lugar encontraron su cuerpo sin vida entre los yuyos. Dijeron que el cadáver tenía una expresión alegre, como si fuera que valió la pena hacer lo que hizo en vida, como si fuera que por fin podría descansar en paz, luego de cuatro años de espera y tensión. La espera, al fin, ya terminó.
Por Marisol

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