sábado, 2 de octubre de 2010

Amor...

Duele amar a alguien y no ser correspondidos, pero lo que es más doloroso es amar a alguien y nunca encontrar el valor para decirle a esa persona lo que sientes.

Tal vez Dios quiere que nosotros conozcamos a unas cuantas personas equivocadas antes de conocer a la persona correcta, para que al fin cuando la conozcamos, sepamos ser agradecidos por ese maravilloso regalo.

Una de las cosas más triste de la vida es cuando conoces a alguien que significa todo y solo para darte cuenta que al final no era para ti y lo tienes que dejar ir.

Cuando la puerta de la felicidad se cierra, otra puerta se abre, pero algunas veces miramos tanto tiempo a aquella puerta que se cerro, que no vemos la que se ha abierto frente a nosotros.

Es cierto que no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos, pero también es cierto que no
sabemos lo que nos hemos estado perdiendo hasta que lo encontramos.

Darle a alguien todo tu amor nunca es un seguro de que te amaran de regreso, pero no esperes que te amen de regreso; solo espera que el amor crezca en el corazón de la otra persona, pero si
no crece sé feliz por que creció en el tuyo.

Hay cosas que te encantaría oír que nunca escucharas de la persona que te gustaría que te
las dijera, pero no seas tan sorda(o) para no oírlas de aquella que las dice desde su corazón.

Nunca digas adiós si todavía quieres tratar, Nunca te des por vencida(o) si sientes que puedes seguir luchando, Nunca le digas a una persona que ya no la amas si no puedes dejarla ir.

El amor llega a aquel que espera, aunque lo hallan decepcionado, a aquel que aun cree, aunque haya sido traicionado.

A aquel que todavía necesite amar, aunque antes
haya sido lastimado, y a aquel que tiene el coraje y la fe para construir la confianza de nuevo.

El principio del amor es dejar que aquellos que
conocemos sean ellos mismos, y no tratarlos de voltear con nuestra propia imagen, porque entonces solo amaremos el reflejo de nosotros mismos en ellos.

No vayas por el exterior, este te puede engañar,
no vayas por las riquezas, por que aun eso se pierde, Vve por alguien que te haga sonreír, porque toma tan solo una sonrisa para hacer que un día obscuro brille.

Espero que encuentres a aquella persona que te haga sonreír.

Hay momentos en los que extrañas a una persona
tanto que quieres sacarlo de tus sueños y abrazarlos con todas tus fuerzas.

Espero que sueñes con ese alguien especial,
sueña lo que quieras soñar; ve a donde quieras ir; sé lo que quieras ser; Ppor que tienes tan solo una vida y una oportunidad para hacer todo lo que
quieras hacer.

Espero que tengas: suficiente felicidad para hacerte dulce, suficientes pruebas para hacerte fuerte,suficiente dolor para mantenerte humana(o), suficiente esperanza para ser feliz y suficiente dinero para comprar regalos.

Las personas más felices no siempre tienen lo mejor de todo; solo sacan lo mejor de todo lo que encuentran en su camino.

La felicidad espera por
aquellos que lloran, aquellos que han sido lastimados, aquellos que buscan,aquellos que tratan, por que solo ellos pueden apreciar la importancia de las personas que han tocado sus vidas.

El amor comienza con una sonrisa, crece con un beso y muere con una lágrima.

La brillantez del futuro siempre será basado en un pasado olvidado.

No puedes ir feliz por la vida hasta que dejes ir tus fracasos pasados y los dolores de tu corazón.

Cuando naciste, tu llorabas y todos alrededor sonreían, vive tu vida de forma que cuando mueras tu sonrías y todos alrededor lloren.


(Anónimo)

El tazón de madera...


Un viejo se fue a vivir con su hijo, su nuera y su nieto de cuatro años, ya las manos le temblaban, su vista se nublaba y sus pasos flaqueaban. La familia completa comía junta en la mesa, pero las manos temblorosas y la vista enferma del anciano hacían el alimentarse un asunto difícil. Los guisantes caían de su cuchara al suelo de y cuando intentaba tomar el vaso, derramaba la leche sobre el mantel. El hijo y su esposa se cansaron de la situación. "Tenemos que hacer algo con el abuelo", dijo el hijo. "Ya he tenido suficiente, derrama la leche, hace ruido al comer y tira la comida al suelo". Así fue como el matrimonio decidió poner una pequeña mesa en una esquina del comedor. Ahí, el abuelo comía solo mientras el resto de la familia disfrutaba la hora de comer. Como el abuelo había roto uno o dos platos, su comida se la servían en un tazón de madera. De vez en cuando miraban hacia donde estaba el abuelo y podían ver una lágrima en sus ojos mientras estaba ahí sentado sólo. Sin embargo, las únicas palabras que la pareja le dirigía, eran fríos llamados de atención cada vez que dejaba caer el tenedor o la comida. El niño de cuatro años observaba todo en silencio. Una tarde antes de la cena, el papá observó que su hijo estaba jugando con trozos de madera en el suelo. Le preguntó dulcemente: "¿Qué estás haciendo?" Con la misma dulzura el niño le contestó: "Ah, estoy haciendo un tazón para ti y otro para mamá para que cuando yo crezca, ustedes coman en ellos." Sonrió y siguió con su tarea. Las palabras del pequeño golpearon a sus padres de tal forma que quedaron sin habla. Las lágrimas rodaban por sus mejillas. Y, aunque ninguna palabra se dijo al respecto, ambos sabían lo que tenían que hacer. Esa tarde el esposo tomó gentilmente la mano del abuelo y lo guió de vuelta a la mesa de la familia. Por el resto de sus días ocupó un lugar en la mesa con ellos. Y por alguna razón, ni el esposo ni la esposa, parecían molestarse más cada vez que el tenedor se caía, la leche se derramaba o se ensuciaba el mantel. Los niños son altamente perceptivos. Sus ojos observan, sus oídos siempre escuchan y sus mentes procesan los mensajes que absorben. Si ven que con paciencia proveemos un hogar feliz para todos los miembros de la familia, ellos imitarán esa actitud por el resto de sus vidas. Los padres y madres inteligentes se percatan que cada día colocan los bloques con los que construyen el futuro de su hijo. Seamos constructores sabios y modelos a seguir.

Desconozco al autor